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2015 fue un año que los productores de huevos quisieran olvidar, pues nuestra industria tuvo que responder a un brote altamente patogénico de gripe aviaria (HPAI). Pero también fue un año de gran aprendizaje y el comienzo de lo que sería un gran giro cultural de producción de huevos en todo los Estados Unidos y en las granjas de la familia de compañías de Versova.

Las pérdidas en la producción de huevos y las granjas de pavos fueron inmensas. Nuestras granjas sufrieron una pérdida de más de nueve millones de aves, y tuvimos que llevar a cabo limpieza que tomó meses e innumerables horas. Como industria, juntamos fuerzas para entender, ayudar y responder a este reto extraordinario.

Aún agradezco que pudimos conservar nuestro equipo – sin liquidaciones – a pesar de las dificultades que la enfermedad supuso para nuestro negocio. Es un testamento al liderazgo de nuestros accionistas, miembros del comité ejecutivo, prestamistas y equipo de gerencia, y nuestro compromiso compartido de hacer lo que se necesite para asegurar nuestro futuro.

Como una compañía de familias, nuestros valores determinan nuestro día a día, y nuestros principios centrales enfoscados en la calidad, cumplimiento y mejoras continuas que han estado al centro de desarrollar un robusto programa de bioseguridad en nuestra cultura y prácticas. Sabemos que no es solo importante para nuestro negocio, sino para los clientes que fían de que les proveemos huevos sanos, fiables y económicos, y las familias que sirven nuestros huevos en sus mesas todos los días.

Un informe reciente de Rabobank de 2019 subraya la índole crítica de la bioseguridad en las granjas de ganado y de aves del país, y señala que protocolos fuertes de bioseguridad serán esenciales para la estabilidad del mercado de huevos tanto en los EE.UU. como a nivel global. Mientras que la bioseguridad tiene su lugar como estrategia de negocio, los últimos años nos han enseñado que mantener un programa de bioseguridad eficaz requiere institucionalizar la bioseguridad como parte de la cultura de la compañía.

Proteger nuestras granjas – y nuestras gallinas – de enfermedad toma muchas formas. Es la maquinaria instalada para desinfectar las llantas de los vehículos que entran a las granjas. Es poner redes sobre los estanques para que las aves silvestres no aterricen en ellos. Es nuevo requisito para bañarse dentro y fuera de las granjas.

A través de nuestras granjas, graneros y otras instalaciones la bioseguridad se incorpora a nuestras operaciones diarias. Además, hemos hecho inversiones financieras estratégicas para apoyar la implementación de nuevas prácticas y el uso de nueva tecnología para prevenir la enfermedad en nuestras granjas. La implementación de Envoy a través de toda la compañía para registrar y guardar récord de nuestros visitantes ha facilitado nuestras operaciones y significativamente reducido la documentación en papel físico.

Hemos inculcado en nuestros 1,400 empleados la importancia de su papel en la prevención de enfermedades. Nuestra cultura nos insta a todos a seguir los protocolos de acceso a las granjas – de la maquinaria al entrenamiento al estacionamiento a los uniformes – de hacer todo lo necesario para mantener nuestras gallinas sanas. Tenemos una veterinaria dedicada que trabaja a tiempo completo para monitorear la salud de nuestras gallinas y para establecer protocolos de vacunación y otras mejores prácticas de prevención, y nuestro equipo monitorea el bienestar de nuestras gallinas cuidadosamente cotidianamente.

Con nuestros colegas en la industria, quienes saben que la bioseguridad no es una cuestión competitiva y quienes están comprometidos a compartir mejores prácticas sobre bioseguridad, estamos aprendiendo más sobre cómo mantener las enfermedades fuera de nuestras granjas. Y según se identifican oportunidades para cambiar nuestro pensar y nuestros programas, ponemos nuestras granjas al día según haga falta. Es lo correcto por nuestras gallinas, nuestros empleados, nuestros clientes y nuestro negocio.